Entrenar con frío también tiene su clave

Con la llegada del invierno hay deportistas que optan por el cálido refugio de un gimnasio, un descanso activo indoor, como natación en piscina cubierta, elíptica o spinning. Pero no hay que olvidar que la mayoría de corredores mantienen sus entrenamientos programados al aire libre, incluso cuando los termómetros marcan temperaturas entre 5 y 0 grados. Para ello, por su experiencia, suelen tomar precauciones que les ayuden, mientras entrenan, a combatir el frío a lo largo de unas semanas. A continuación abordamos estas pautas para entrenar con frío para que el invierno no impida llevar a cabo los propósitos deportivos.

 

Ropa para entrenar con frío

El frío no suele venir solo. No basta con mirar el termómetro y pensar que con la ropa apropiada (gorro y guantes, calcetines térmicos, mallas y camisetas térmicas)soportaremos el frío a la intemperie. A veces la crudeza viene combinada con viento o lluvia. Y si el cielo está despejado y por la noche hubo bajo cero tendremos que estar muy pendientes de las placas de hielo. Muchos han sido los que han resbalado y han dicho adiós al deporte hasta la primavera.

El viento y la humedad aumentan exponencialmente la sensación de frío y en esos días gélidos viene bien un tubular o braga para el cuello y cara que permita precalentar el aire frío antes de inhalarlo, así como unas gafas de sol que evitarán el lagrimeo que provoca el viento. También cremas y protector labial.

 

 

La importancia de la hidratación entrenando en invierno

La hidratación cobra importancia con bajas temperaturas porque el organismo tiende a almacenar energía en forma de calor ante la baja temperatura, de manera que la sensación de sed no es tan intensa en invierno como en verano. Por ello hay que tratar de mantener el cuerpo bien hidratado, bien con bebidas  isotónicas de rigor durante la sesión, con los dos litros de agua diarios recomendados y si cae un buen caldo caliente después de una ducha templada seguramente la recuperación térmica será más rápida!

 

Cambiarse de ropa y buscar cobijo a toda velocidad

Es altamente recomendable, nada más acabar, quitarse las prendas mojadas por el sudor (hay que evitar prendas de algodón), y luego estirar. Si no, al menos, secarse con una toalla y ponerse a cobijo. El frío es invisible (e insensible mientras permanecemos calientes) y algunas calles y parques son mortíferos pasillos de corriente fría. Este cambio brusco de condiciones puede llevarnos fácilmente a un resfriado.