El arroz integral

A diferencia del arroz blanco, contiene fibra y más minerales y vitaminas, y cómo podemos comerlo habitualmente para depurar nuestro organismo y prevenir múltiples enfermedades, así como algunos tips para cocinarlo de la manera más deliciosa y original.

 

La fibra contribuye a que el arroz integral se asimile más lentamente que el blanco, y así se mantienen también unos niveles equilibrados de glucosa. El salvado ayuda a prevenir el colesterol, los triglicéridos y el cáncer de colon.

 

El arroz integral contiene más proteína que el arroz blanco. El arroz integral es ligeramente superior en grasas, pero su contenido en fibra ayuda a asimilarlas mejor.

 

El arroz integral tiene que cocinarse durante más tiempo que el blanco y con más cantidad de agua. Recomendamos lavarlo primeramente e incluso ponerlo en remojo unas horas antes, como si fuera una legumbre. La proporción es de una taza de arroz integral por 3 tazas de agua, y el tiempo de cocción suele ser de entre 30 y 60 minutos según el recipiente, el tipo de arroz.

 

 

Una manera deliciosa de cocinarlo consiste en sofreír el arroz crudo con aceite de oliva y ajos, antes de añadirle el caldo y cocerlo como siempre. Este método le dará un sabor tostado y aromático.

 

Podemos preparar un arroz con leche diferente cociendo el arroz integral con bebida de arroz, canela y piel de limón y naranja. Tendremos un postre rico y digestivo, y libre de lactosa.

 

También podemos sustituir el arroz blanco en algunas recetas tradicionales, como son la paella o el sushi. Bastará con adaptar el tiempo de cocción a este tipo de arroz.

 

El grano de arroz cuando se cosecha viene envuelto en una cascara dura que lo protege mientras está en la espiga, cuando se procesa y se elimina esa envoltura durante la limpieza, entonces se obtiene este cereal, que está constituido por el salvado, el germen y el grano blanco, durante el proceso de pulido para obtener el arroz blanco de mesa tanto el salvado como el germen son eliminados.